Llévame a un lugar oscuro, a donde nadie nos vea.
No me avergüenzo, no creas eso. La pena la dejé hace mucho, es sólo que esto es tan hermoso. Nadie lo debe de ver, ¿no ves que es sólo para nosotros?
Ni el sol, ni la luna, siquiera las estrellas deben hacerlo. Todos son amorosos, sí pero también son envidiosos. Sienten envidia de las cosas más hermosas que ellos. Así es lo de nosotros.
Anda, llévame ahí. Escóndeme en él, tápame y cúbreme con su manto negro. Deja acurrucarme hasta hacerme pequeño. Quiero ser inmenso con él.
Lo alimentaré de mi cuerpo, ya verás. Primero le daré mis piernas, ya no tendré que correr. Mis brazos serán los siguientes, a nadie más tocaré. Mis ojos después, aquí no me sirven, aquí en nuestro lugar.
Al final, la oscuridad nos hará uno solo, es cuestión de esperar. Todo gracias a lo hermoso de lo nuestro. Sólo estará tu lugar oscuro con mi espacio abierto. No habrá más. No habrá nadie más.
¡Vamos rápido! ¡No quiero saber de nadie más!